Por Gerardo Gil Ballesteros
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas que entrega año con año el premio Oscar, ha hecho últimamente varios Homeros. El término hace referencia a triunfar a pesar de la franca estupidez. Y en esta ocasión, la atención mundial estará puesta en la ceremonia, que se llevará a cabo el domingo 26 de febrero. Con todo y que los ratings han bajado, el evento se anota siempre un triunfo mediático.
Esta ocasión, no va a ser la excepción. Basta mencionar el hecho de que el filme Silence de Martin Scosese ha sido ignorado olímpicamente de la lista de nominados, aunque eso sí, tiene una muy importante para México: Mejor fotografía, en la que Rodrigo Prieto tiene amplias posibilidades de ganar. Un Homero por omisión y la víctima ha sido el chaparrín Scorsese pero el éxito mediático está asegurado.
Los Homeros existen de distintos tamaños, colores y sabores. No solo la omisión, como en el caso de la Academia los provocan. Un político que se mantenga en su puesto, firme y consentido por sus superiores, a pesar de que no acostumbre ler es otro ejemplo. Lo mismo se puede decir de algún Presidente que alucine atentados en Suecia. La estupidez puede ser vocación olímpica, convertida en parte del Plan Nacional de Desarrollo. Por salud mental, mejor continuemos con el Oscar.
El domingo la atención estará puesta en la más popular entrega de premios a pesar de sus tristes omisiones. Y si la ceremonia se sazona con sabrosos Homeros el impacto es mayor (cabe aclarar que en México pueden registrar más rating las entregas que hacen las revistas de chismes a sus telenovelas, lo que constituye un Homero en si mismo),
Hagamos un recuento pues, de algunos Homeros llevados a cabo en este magno (mango, diría Ponchito) evento:
El 27 de marzo de 1973, el actor Marlon Brando era galardonado por su actuación en la película “El Padrino” (Francis Ford Coppola,1972). Roger Moore, quien para entonces recién se convertía en James Bond, fue el encargado de anunciar su triunfo. En lugar de subir el triunfador, una mujer nativa de Estados Unidos, rechazaba a nombre de Brando, el premio. ¿El motivo? La manera como Estados Unidos retrataba a los indos norteamericanos.
En esa misma ceremonia, Charlie Chaplin, avejentado y sin la energía de antes, recibía conmovido un Oscar honorario. Cabe añadir, que el artista había sido exiliado de Estados Unidos por asuntos políticos en el marco de la “caza de brujas” llevada a cabo en los cincuenta. El espectáculo resulta más bien con aires de patetismo y forma parte de los peores momentos de la famosa estatuilla.
El 2 de abril de 1974, mientras el flemático David Niven hablaba, un hombre se cruzó desnudo por el escenario. ¿El motivo? La paz en el mundo… Niven, en una muestra del humor inglés solo dijo: “Es fascinante pensar que la única carcajada que ha ocasionado este hombre ha sido mostrando sus pequeñeces”.
El 21 de marzo de 1999, Roberto Benigni, fue galardonado como Mejor Actor por “La vida es bella” (Roberto Benigni,1997). Se impuso ante Tom Hanks (Salvando al soldado Ryan), Edward Norton (Historia americana X), Ian McKellan (Dioses y monstruos) y Nick Nolte (Afliction). Por lo demás, el filme del italiano tenía varias nominaciones que fueron derrotadas por otros largometrajes. Pero lo que ha quedado en la memoria, es la manera en como el actor recogió su premio: caminado entre las butacas, una de las víctimas fue Steven Spielberg, quien no ocultó su molestia al ser pisado por Benigni quien tuvo una reacción tan exagerada como su largometraje.
Y un momento estelar, realizado a manera de sketch es el que se dio en la ceremonia del 29 de febrero de 2004. El director Blake Edwards, recibía de manos de Jim Carrey, un Oscar honorario. Luego de una larga introducción, Carrey presentó por fin al responsable de joyas como la saga La Pantera rosa y Diez la mujer perfecta. Al momento de recibir su premio, Edwards, no pudo controlar la silla de ruedas en la que estaba y se estrelló en la pared… Por supuesto todo fue parte de un número previamente armado, pero ha sido uno de los mejores homenajes al slapstick que se han hecho.
Así, el Oscar siempre ha dado dos tipos de notas, la clásica y obvia, que son los ganadores del año y la que compete con momentos que son una sorpresa para el público o los protagonistas. Este año, las apuestas están en discursos y pronunciamientos que se presume se darán, sobre todo de contenido político. Y claro la respuesta twittera que ocasione. Incluido decirle a una actriz icónica que es sobrevalorada…
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@lamoviola