Antes del streaming ya existía HBO

@MILTONPARTIDA

 

Apenas comienza la lucha por las audiencias en el creciente mercado del streaming y los interesados mueven sus piezas para arrebatarle la corona a Netflix. Recientemente la todo-poderosa Walt Disney Company y la todo-prestigiosa Apple dieron a conocer Disney + y Apple TV + respectivamente. Con millonarias inversiones y grandes producciones, el streaming es la nueva “caja idiota” que invade el hogar, condiciona hábitos y determina patrones de convivencia.

El producto del streaming es la “serie de TV”, que en las dos últimas décadas se ha convertido en el principal referente de la evolución de los productos mediáticos, pues de ser meras distractoras del devenir diario, ahora las series son la nueva literatura, la nueva narrativa en la que todos los discursos caben y en el que todas las historias se cuentan.

Aunque desde la misma aparición de la TV en los EUA surgieron las series, no es hasta años recientes que estas han tenido tal impacto que son objeto de estudio. Ya sea por la tecnología que posibilita su consumo en cualquier momento y en cualquier lugar, por la temática de sus contenidos, por su narrativa y su estilo de contar las historias, las series de TV se ubican como el principal tema de platica y cohesión entre las personas, así como también en un tema de análisis y de información de otros espacios en otros medios de comunicación.

Son el contenido mediático dominante, a tal grado que actores y actrices, artistas y creativos, productores y directores de otras plataformas han encontrado en la seriación y en las pantallas personales, el espacio a través del cual contar otras historias.

La TV vivió una transformación total a principios de la última década del siglo pasado, en el que los contenidos existentes hasta ese momento no representaban, ni reflejaban y muchos menos se identificaban con el individuo de fin de siglo. La TV como mera distractora ya no era suficiente para un público más participativo y mucho mejor informado. Aquellos contenidos creados para ser consumidos únicamente en el tiempo de ocio, no satisfacían, pues los personajes, las situaciones y las historias eran irreales, demasiadas alejadas de la vida cotidiana del espectador promedio de TV.

Fue desde los dibujos animados que la TV comenzó la revolución. El cambio temático, la influencia de ida y vuelta de la Televisión y sus historias hacia la sala de estar de los hogares, y de la realidad del devenir diario hacia la pantalla de TV, tuvo como resultado la aparición de unos personajes amarillos, una familia clase mediera y tradicional norteamericana que rompió con el esquema. Los Simpson surgían y la TV ya nunca más fue lo misma.

A partir de su salida al aire, la TV fue más atrevida, nueva generaciones de escritores, productores, directores, animadores y hasta empresarios apostaron por una nueva TV. Pero este nuevo rumbo en los discursos, en la técnica y en las audiencias se completaría sólo hasta que un programa de TV con personajes de carne y hueso reflejara, representara y visibilizara un escenario más real, con tramas y temáticas que se salieran de la pantalla para identificarse con el televidente.

No esTV… es HBO, fue el slogan que pronto definió la nueva realidad de la ficción televisiva. De ser un canal que transmitía los eventos deportivos de gran importancia a través de la modalidad y la exclusividad del PPV Pago por Evento, así como también de ser el canal que traía casi inmediatamente los estrenos y éxitos cinematográficos que habían abandonado recientemente las salas de cine, HBO se convertiría a finales de la década de los 90, en la propuesta, la innovación, el modelo a seguir de una nueva TV. Nuevas historias dirigidas y producidas por quienes las escribían.

Y así llegó el 10 de enero de 1999, HBO transmitía el episodio piloto de la serie que lo revolucionó todo: Los Soprano. Con personajes reales que vivían, existían y sentían, con problemas y situaciones cotidianas, retratando al mundo y a la naturaleza humana. HBO creaba el escenario para que la TV dejara de ser la caja tonta y comenzara a parecerse cada vez más al cine, para que con el paso del tiempo ambas plataformas se disputaran la calidad en las historias, los presupuestos más jugosos, los mejores actores y actrices, pero sobre todo, el gusto de las audiencias.

Con temáticas como machismo, sexo, abnegación y empoderamiento de la mujer, liberación sexual, drogadicción, asesinatos, muerte, infidelidad, corrupción, crisis existencial, moralidad, cohesión y disfunción familiar, amistad, camaradería, lealtad. HBO transmitió lo que nunca antes alguna cadena se había atrevido en un programa meramente televisivo. Hasta ese momento, la dramatización y ficción en televisión estaban condicionadas por lo que convenía transmitir para que el producto anunciado se vendiera.

HBO no lo hacia. Sin cortes comerciales, con personajes con vidas reales, narraciones literarias y creíbles, guiones detallados de la psique del personaje y del contexto en el que habitan, calidad artística similar al cine, un soundtrack que describía lo sucedido en cada capítulo, hizo de las series un objeto de análisis, entretenimiento y culto. A partir de Los Soprano, HBO se convertiría en el referente de calidad que una historia tiene que poseer para ser transmitida. HBO establecería el paradigma en la producción de series de TV.

En años recientes el boom de las series está determinado y condicionado por las formas de consumo de las audiencias, el avance tecnológico-mediático y la combinación entre ambas variables. El streamingse ha erigido como el principal modelo para el acceso, transmisión y retransmisión de contenidos tanto audiovisuales como sonoros. Fue el modelo de negocios y la estrategia mercadotécnica y publicitaria, algunos de sus contenidos, no todos ni pocos, lo que puso en un pedestal a Netflix, pero sobre todo fue el avance tecnológico, la inmediatez y la ubicuidad, la facilidad de acceder y poseer. Y es que la famosa plataforma de streaming, sabiamente incorporó un vínculo con los fabricantes de pantallas inteligentes para que en el control remoto se tuviera un acceso directo a la plataforma. Netflix se convirtió en un botón más del dispositivo electrónico más importante de los hogares y con ello, casi todos encendimos la TV, no para verla sino para acceder.

Este botón distorsionó los conceptos de calidad e innovación en los contenidos, pues aunque Netflix tiene series y películas del gusto del público, HBO viene haciéndolo mucho mejor desde hace dos décadas. No es TV… es HBO, es el slogan que define la calidad en los contenidos audiovisuales, basta ver la lista de series premiadas de los últimos años en donde: Los Soprano, The Wire, Sex and the City, Game of Thrones, Six Feet Under, Band of Brothers, Veep, Nip/Tuck, Boardwalk Empire entre otras más han dominado, pero sobre todo han sentado precedente como modelo a seguir.

HBO cambio la narrativa audiovisual mucho antes de la aparición del streaming. Con el paso de los años su estándar de calidad fue replicado por cadenas como AMC, Showtime y demás cadenas generalistas. Desafortunadamente en la actualidad, HBO tiene una navegación poco amigable en su plataforma. La poca adaptabilidad tecnológica junto con una pobre estrategia publicitaria, han impedido que más “televidentes” disfruten del amplio catálogo de mejores historias, mejor contadas y mejor realizadas.

En un mercado creciente del streaming encabezado por Netflix y Amazon Prime Video, en donde Disney y Apple confían en su posición como empresas dominantes, HBO debe apelar a su historia y tradición, demostrar porqué la revista Rolling Stones y demás Prensa especializada la ubican con la mejor serie de todos los tiempos. Debe continuar realizando cosas distintas, innovadoras, seguir su propio ritmo y su propio modelo televisivo, eso sí, mejorar el acceso y la navegación en su plataforma. Sin duda HBOmax será un streaming que reivindicará el lugar de la cadena de TV y que la Warner Bros. tiene como productora y distribuidora de muchos de los mejores contenidos en la historia mediática.