El show comienza…, unas nubes en primer plano se abren y vemos una escuela primaria. En un salón de clases, un niño escribe en el pizarrón “No debo hacer copias fotostáticas de mi trasero”. Suena la chicharra y el niño sale disparado en su patineta por la puerta principal. En otro punto, un hombre obeso y calvo trabaja con material radioactivo, otra chicharra suena, el hombre sale inmediatamente dejando caer una barra de plutonio, esta rebota y se impregna dentro de su ropa. Mientras tanto en un supermercado, una mujer de cabello azul y peinado alto lee una revista, mientras que su bebé es pasada por la banda de la caja registradora junto con todos los abarrotes y depositada en una bolsa en el cochecito del supermercado. En un salón de clases una niña toca blues con su saxofón, el profesor de música la expulsa de la clase. El hombre obeso viaja en su auto y tira por la ventanilla la barra de plutonio, mientras que el niño va por la ciudad haciendo peripecias con su patineta. La mujer conduce en su auto y toca el claxón, su bebé la imita. El hombre obeso y calvo llega al garage de su casa, el niño pasa por encima del auto en su patineta, la niña en su bicicleta y la mujer casi atropellan al hombre al meter el auto en el garage. El hombre entra por la puerta del garage a su casa. Los cinco miembros de la familia se sientan en un sofá frente al televisor… Las caricaturas se convirtieron en el género televisivo de mayor impacto a partir de la década de los 90, ya que caracterizaron, satirizaron y parodiaron de una manera muy singular muchas temáticas de la Vida Cotidiana que las series de TV con personajes de carne y hueso no se habían atrevido transmitir. Las representaciones de una manera muy cercana a la realidad de nuestras vivencias diarias, de la vida en familia, de los valores sociales, de la vida en la ciudad; exhaltando errores y aciertos a través de la comicidad, hicieron de los dibujos animados la nueva tendencia del discurso televisivo. A finales de los ochenta, el panorama de la comedia norteamericana se encontraba dominada por series televisivas repletas de buenos sentimientos y modelos familiares conservadores. El concepto dulce y cariñoso quedó descontinuado ante el surgimiento de nuevas temáticas televisivas y una nueva generación de series ambientadas en un entorno familiar de clase media-baja, en las que se producían situaciones de auténtica cotidianidad y aparecían personajes muy cercanos a la realidad, con dilemas morales y económicos que hasta ese momento no habían sido representados por la Televisión. La realidad de la vida moderna que se centra en las ciudades y donde hoy en día la mayoría de las personas habitamos y llevamos a cabo la realización de nuestro devenir diario, sirvió de base para ser la temática principal para la producción del programa de TV, que para muchos, es el mejor de todos los tiempos. Esas actividades tan sencillas y rutinarias, el conjunto de esas pequeñas y grandes cosas que diariamente realizamos o que nos ocurren; los conocimientos y experiencias adquiridas desde la infancia y que con la imitación y la repetición es como las aprendemos, ahora, estaban siendo plasmadas en la Televisión de una forma más apegada a la realidad y, en especial, a través de un dibujo animado.
La invasión de las pantallas por parte de Los Simpson estaba totalmente justificada por la existencia de un público televidente con semejantes características. Los Simpson fueron una respuesta al concepto dulce y acaramelado de estas familias perfectas. No nacieron de manera espontánea y sin previo aviso, surgieron y se alimentaron de la auto-representación viva de la vida cotidiana del televidente de la década de los noventa; de un nuevo público que esperaba más y mejores cosas de la Televisión de fin de siglo. Desde su aparición Los Simpson reflejaron usos y costumbres de la sociedad occidental, con una aguda crítica hacia la cotidianidad de la vida. Fue su estilo sarcástico, irónico, ácido y cínico utilizado para la representación de la tradicional familia clase mediera occidental lo que los caracterizó. Cambiaron sustancialmente la forma de hacer Televisión, al representar y reflejar irreverentemente aquellos factores y elementos que caracterizan la Vida Cotidiana, dando a conocer a la familia como el origen, consecuencia y mejor representación del actual devenir diario. El 19 de abril de 1987, Los Simpson rompieron con el paradigma prevaleciente en la TV comercial. Lo que había sido muy atractivo en otros años para la audiencia, ya no lo era para la gente que veía TV a principios de la última década del Siglo 20. Los Simpson abordaron el carácter materialista de la sociedad y se burlaron de instituciones establecidas y respetadas hasta entonces como la Iglesia, el sistema educativo, el gobierno y los medios de comunicación. Fueron el punto de partida para un nuevo tipo de animación. Abordaron la mayoría de los problemas de personas comunes y corrientes, por lo que la representación que hacen de la cotidianidad de la vida, con temáticas que crean alegrías y conflictos hacia todos sus personajes va más allá de considerarlos como mero dibujo animado. Se convirtieron en la manifestación del asombro, del escándalo. Reflejaron una visión distinta del entorno y del mundo, de una sociedad hipócrita que se extraña de lo que ella misma causa. Los Simpson se convirtieron en el paradigma televisivo, en el retrato de la realidad occidental. Son, hasta hoy en día, la serie animada de más duración en la historia de la TV.