El tema de las relaciones amorosas nos da para todo tipo de reflexiones. Si bien yo no soy la persona más adecuada para presumir mi vida amorosa, al observar las relaciones de los demás, creo que sí se puede aprender respecto a lo que se debe hacer o no en una relación. La relación de noviazgo, matrimonio, unión libre o como quieran llamarlo, es un constante estire y afloja, sobre todo cuando los dos polos son bastante opuestos. Es cierto, que cuando eso pasa es cuando se atraen, pero dejemos esa teoría solo en el plano de la físico, porque si lo llevamos al plano de las relaciones amorosas, tal vez resulte novedoso al principio pero créanme que después de algunos años es cuando comienza el fastidio.
Cuando una de las personas es la que quiere tener el control de la situación, la que quiere decidir lo que se hará el fin de semana, con quienes se va a convivir, dónde pasaran las vacaciones, cómo gastar el dinero, entre otras cosas, los otros cedemos para evitar confrontaciones, pero llega un momento en que esa chispa que caracteriza a la parte que cede, se va apagando cada vez más hasta que llega un momento en que explota y es cuando podemos citar la canción de Pink Floyd que le da título a este post y entonces What do you want from me? (¿qué es lo que quieres de mí?)
Cuando una persona llega al punto de hacerse esta pregunta es cuando de plano no puede más. No se puede vivir en el estire y estire y estire todo el tiempo, la otra persona también debe de ceder y otorgar espacio para respirar. Cuando más si la relación ya convive 24 horas los 7 días de la semana. Y con todo esto quiero aclarar que no estoy exhortando a que la gente que se siente así, abandone su relación tóxica, a lo que me refiero es a que todo debe ser acuerdos entre las partes. A fin de cuentas una relación es como una especie de contrato.
Eso de estar preocupándose por el que decir, que no decir, que ponerse de ropa, donde ponerse o donde quitarse, que publicar en las redes sociales, si estará bien dar like a una publicación de una amistad o si dar un me encanta va a provocar el enojo o los celos de la pareja, la verdad es que es estresante y frustrante.
Per se, la vida es complicada y complicárnosla más no es sano. Vivimos inmersos en el estrés laboral, el tedio cotidiano del tráfico, las deudas, y que además, lleguemos a nuestras casas y nos enfrentemos a este tipo de situaciones, en verdad NO. Tal vez mucha gente que está sola y decidió no aguantar más este tipo de situaciones la esté pasando mejor o también tal vez mucha gente está sola y le da miedo entablar una nueva relación (como yo). Esta semana vi un post donde dicen que el amor moderno es raro, porque todos tratamos de sentir lo menos posible para que la otra persona no se espante; porque aunque queremos a la persona, no se lo decimos; porque aunque extrañamos a esa persona no le hablamos; porque queremos ver a esa persona, pero no nos queremos mover y porque creemos que demostrar interés es ahora un acto de vergüenza?
Y es que eso de que en el amor no se debe dar sin esperar recibir, tal vez lo dejamos solo para los cuentos de princesas, sin embargo, estamos en la vida real y debe haber equilibrio, y entonces, ¿Qué podemos hacer cuando nos interesa otra persona que está igual de dañada (en cuestiones de amor, cabe aclarar) que uno? ¿Cuándo es pertinente esperar o actuar? ¿Se vale dar el primer paso y dar el empujoncito? ¿O por miedo nos quedaremos así? pensando en cómo hubiera sido si le hubiera dicho ¿Y si lo intentamos?
Total, el NO ya lo tenemos garantizado pero que tal que dice que SI? En fin, como saberlo…